Hoy, mientras el país marchaba en contra de la violencia y por la libertad de los secuestrados, el Patrón explicaba, de la manera más didáctica posible, en qué estado se encuentra el conflicto armado que tantas veces nos ha dicho no existe aquí, en la Jinca.
Según expresó no habrá despeje, como tampoco habrá la mínima posibilidad de que cambie de opinión respecto al tal despeje. Y no porque sea soberbio, arrogante o algo parecido —opina Sumercé— sino porque su "inteligencia superior" le permite concluir que ¿pa' qué despeje?
Es posible que muchos de los peones de esta Jinca no entendamos las razones del Patrón para rehusarse, durante seis años, a considerar cualquier posibilidad de retirar durante un tiempo determinado a la fuerza pública de un sector de la Jinca, con el propósito de que allí se pueda desarrollar un diálogo con las FARC, a ver si finalmente entregan a todos los secuestrados y si, quién quita, hasta se inicia un proceso de negociación pa que el conflicto termine.
Es posible que no lo entendamos porque, obvio, en esta Jinca se pueden contar en los dedos de una mano a los peones con inteligencia superior. Por eso Sumercé que sí oyó y vio al Patrón explicando por qué no habrá despeje, bien queridita, va a hacer el favor de contarlo.
Nuestro bien amado Patrón, dijo hoy por la mañana:
Que la culebra —pa los que no entienden Sumercé aclara que se refería a la Faaaaar— aún estaba viva, muy mal herida, grave si se quiere, pero viva y que si le dábamos un poquito de oxígeno —o sea despeje—, pues ¡záz! nos tragaba a todos, toditos, todos.
Que susto, ¿cierto?
Luego, como él sabe de nuestras limitaciones en cuanto a inteligencia se refiere, detalló la cosa con la analogía que a continuación Sumercé repite:
Que, mejor dicho, eso era como cuando en una pelea de gallos (los peones conocen bien a los gallitos finos, así que sobra que Sumercé profundice en el asunto), decía el Patrón que estábamos como cuando un gallo de pelea tenía a su contendor, es decir otro gallo de pelea, contra el suelo, muy mal herido y el gallo que iba ganando la contienda miraba arrogante al moribundo, como quien dice —añade Sumercé— esto es pan comido, y en esas cuando el arrogante estaba batiendo las alas en señal de triunfo, el mal herido tomaba un poquito de oxígeno y en un abrir y cerrar de ojos se levantaba y ¡záz! saltaba sobre el que iba ganando y le enterraba la espuela en una de las venitas del cuello y… lo aniquilaba.
Lo de la espuela, el oxígeno, el arrogante y tal, lo dijo nuestro Patrón pa dejarnos bien clarito que aunque la Seguridad Democrática va muy bien, la culebra agoniza (de nuevo pa que entiendan: culebra = La Faaaaaaar) pero no hay que darle chance de que respire.
Sumercé entendió perfectico lo que dijo el Patrón. Le costó trabajo, porque algún trecho hay entre el nivel de inteligencia de Sumercé y la del Patroncito, capaz de explicarnos la situación de no conflicto del país con un ejemplo tan descrestante como el de los gallos finos. Pero ahí, haciendo su buen esfuerzo, Sumercé logró entender el cuento.
Lo que no entendió de la historia fue dónde quedaban, o mejor dicho, ¿en la espuela de cuál gallo fino estaba la suerte de los secuestrados?, ¿dónde quedaba el trabajo de las comisiones humanitarias?, ¿el avión de Francia? y… la posibilidad de establecer un diálogo para que se concrete un intercambio humanitario.
Debe ser que a Sumercé, eso segurito, las entendederas no le llegan ni a las espuelas del gallo arrogante, porque después de oír al Patrón lo único que le quedó sonando en la neurona fueron las voces de los marchantes que a esa hora pedían pacíficamente la liberación de los secuestrados y, por supuesto, la pregunta del ex congresista Lizcano que desde sus siete años de secuestro, en una prueba de supervivencia divulgada ayer no más, decía: ¿si no acudimos al Estado, entonces a quién?
=================
Una última cosita: el Patrón, después de explicar lo de la pelea de gallos y el oxígeno, también se refirió a uno de los miembros de la culebra (repito, culebra = la Faaaaaar) para comentarnos que: "Liberamos a Rodrigo Granda, problema jurídico bien complicado hoy, porque una pregunta que hay que hacerle al pueblo colombiano y la tendremos que hacer en el Gobierno en los próximos días es: ¿el señor Granda sí está cumpliendo con el requisito de la Ley de que gozaría de libertad para ser gestor de paz o simplemente se reincorporó de nuevo al delito?"
Asunto sobre el que Sumercé también se quedó pensando porque, si su memoria no le falla, este tal Granda fue al que prácticamente obligaron a salir en libertad. Si mal no recuerda Sumercé cuando el Patrón ordenó que se le dejara libre para que trabajara por la paz, el narcofascineroso este, todo desagradecido, dijo que no y que no y que no aceptaba la libertad.
Y, todo hay que decirlo, se convirtió quizá en el único caso en la historia de un preso al que, en contra de su voluntad, han sacado de la cárcel. Lo que hace suponer a Sumercé que ese señor no se comprometió a nada.
O… será que sí y Sumercé no es capaz de entender que ¿cuando Granda pataleaba y decía que no aceptaba su libertad en realidad estaba diciendo que sí se comprometía a ser gestor de paz?…
¡No, qué enredo!, sólo una inteligencia superior es capaz de entender este bochinche y, lo más importante, de explicarlo con algo de tan fácil comprensión como una pelea de gallos finos. Así que: ¡gracias Patrón! Gracias, por demostrarnos que sólo se trata de que la culebra no respire para que, en par patadas, comencemos a vivir en paz.
Aunque, ¿para qué paz si aquí vivimos en paz? ¿Por qué pelear tanto por acabar con un conflicto que no existe? Ay, no, calladita Sumercé, que el Patrón ya explicó todo eso. Si no entendió, pues ya sabe, culpa suya por aquello de la entendedera que le quedaron debiendo. Así que calladita pues.
Según expresó no habrá despeje, como tampoco habrá la mínima posibilidad de que cambie de opinión respecto al tal despeje. Y no porque sea soberbio, arrogante o algo parecido —opina Sumercé— sino porque su "inteligencia superior" le permite concluir que ¿pa' qué despeje?
Es posible que muchos de los peones de esta Jinca no entendamos las razones del Patrón para rehusarse, durante seis años, a considerar cualquier posibilidad de retirar durante un tiempo determinado a la fuerza pública de un sector de la Jinca, con el propósito de que allí se pueda desarrollar un diálogo con las FARC, a ver si finalmente entregan a todos los secuestrados y si, quién quita, hasta se inicia un proceso de negociación pa que el conflicto termine.
Es posible que no lo entendamos porque, obvio, en esta Jinca se pueden contar en los dedos de una mano a los peones con inteligencia superior. Por eso Sumercé que sí oyó y vio al Patrón explicando por qué no habrá despeje, bien queridita, va a hacer el favor de contarlo.
Nuestro bien amado Patrón, dijo hoy por la mañana:
Que la culebra —pa los que no entienden Sumercé aclara que se refería a la Faaaaar— aún estaba viva, muy mal herida, grave si se quiere, pero viva y que si le dábamos un poquito de oxígeno —o sea despeje—, pues ¡záz! nos tragaba a todos, toditos, todos.
Que susto, ¿cierto?
Luego, como él sabe de nuestras limitaciones en cuanto a inteligencia se refiere, detalló la cosa con la analogía que a continuación Sumercé repite:
Que, mejor dicho, eso era como cuando en una pelea de gallos (los peones conocen bien a los gallitos finos, así que sobra que Sumercé profundice en el asunto), decía el Patrón que estábamos como cuando un gallo de pelea tenía a su contendor, es decir otro gallo de pelea, contra el suelo, muy mal herido y el gallo que iba ganando la contienda miraba arrogante al moribundo, como quien dice —añade Sumercé— esto es pan comido, y en esas cuando el arrogante estaba batiendo las alas en señal de triunfo, el mal herido tomaba un poquito de oxígeno y en un abrir y cerrar de ojos se levantaba y ¡záz! saltaba sobre el que iba ganando y le enterraba la espuela en una de las venitas del cuello y… lo aniquilaba.
Lo de la espuela, el oxígeno, el arrogante y tal, lo dijo nuestro Patrón pa dejarnos bien clarito que aunque la Seguridad Democrática va muy bien, la culebra agoniza (de nuevo pa que entiendan: culebra = La Faaaaaaar) pero no hay que darle chance de que respire.
Sumercé entendió perfectico lo que dijo el Patrón. Le costó trabajo, porque algún trecho hay entre el nivel de inteligencia de Sumercé y la del Patroncito, capaz de explicarnos la situación de no conflicto del país con un ejemplo tan descrestante como el de los gallos finos. Pero ahí, haciendo su buen esfuerzo, Sumercé logró entender el cuento.
Lo que no entendió de la historia fue dónde quedaban, o mejor dicho, ¿en la espuela de cuál gallo fino estaba la suerte de los secuestrados?, ¿dónde quedaba el trabajo de las comisiones humanitarias?, ¿el avión de Francia? y… la posibilidad de establecer un diálogo para que se concrete un intercambio humanitario.
Debe ser que a Sumercé, eso segurito, las entendederas no le llegan ni a las espuelas del gallo arrogante, porque después de oír al Patrón lo único que le quedó sonando en la neurona fueron las voces de los marchantes que a esa hora pedían pacíficamente la liberación de los secuestrados y, por supuesto, la pregunta del ex congresista Lizcano que desde sus siete años de secuestro, en una prueba de supervivencia divulgada ayer no más, decía: ¿si no acudimos al Estado, entonces a quién?
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Una última cosita: el Patrón, después de explicar lo de la pelea de gallos y el oxígeno, también se refirió a uno de los miembros de la culebra (repito, culebra = la Faaaaaar) para comentarnos que: "Liberamos a Rodrigo Granda, problema jurídico bien complicado hoy, porque una pregunta que hay que hacerle al pueblo colombiano y la tendremos que hacer en el Gobierno en los próximos días es: ¿el señor Granda sí está cumpliendo con el requisito de la Ley de que gozaría de libertad para ser gestor de paz o simplemente se reincorporó de nuevo al delito?"
Asunto sobre el que Sumercé también se quedó pensando porque, si su memoria no le falla, este tal Granda fue al que prácticamente obligaron a salir en libertad. Si mal no recuerda Sumercé cuando el Patrón ordenó que se le dejara libre para que trabajara por la paz, el narcofascineroso este, todo desagradecido, dijo que no y que no y que no aceptaba la libertad.
Y, todo hay que decirlo, se convirtió quizá en el único caso en la historia de un preso al que, en contra de su voluntad, han sacado de la cárcel. Lo que hace suponer a Sumercé que ese señor no se comprometió a nada.
O… será que sí y Sumercé no es capaz de entender que ¿cuando Granda pataleaba y decía que no aceptaba su libertad en realidad estaba diciendo que sí se comprometía a ser gestor de paz?…
¡No, qué enredo!, sólo una inteligencia superior es capaz de entender este bochinche y, lo más importante, de explicarlo con algo de tan fácil comprensión como una pelea de gallos finos. Así que: ¡gracias Patrón! Gracias, por demostrarnos que sólo se trata de que la culebra no respire para que, en par patadas, comencemos a vivir en paz.
Aunque, ¿para qué paz si aquí vivimos en paz? ¿Por qué pelear tanto por acabar con un conflicto que no existe? Ay, no, calladita Sumercé, que el Patrón ya explicó todo eso. Si no entendió, pues ya sabe, culpa suya por aquello de la entendedera que le quedaron debiendo. Así que calladita pues.
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