lunes, abril 04, 2011

A las buenas personas que son los amigos de Sumercé

Sumercé casi se daba contra las paredes pensando en la posibilidad
de un Mockus estadista Vs un Juanma presidente, porque le parecía
que así quedábamos con Patrón por punta y punta.


(Anacrónico? No, crónico!)


Si algo tienen en común los amigos de Sumercé es que son buenas personas. Sí, así, sin arandelas, buenas, muy buenas personas. Tanto lo serán que más del 90% de ellos consideró, en su momento, que lo mejor para enderezarle el caminado a Colombia era elegir a Mockus como presidente.


Se montaron en la famosa “Ola Verde” y, felices, hicieron campaña por la única persona que parecía capaz de garantizar que ésta desbarajustada Jinca diera el salto para convertirse en un país, tercermundista, sí, pero un país, con un estadista como gobernante.


Sumercé nunca consideró a Mockus como opción de presidente y, mucho menos de cambio, porque recordaba muy bien cómo, siendo alcalde de Bogotá, renunció para ser fórmula presidencial (vice) de Noemí; cómo pidió disculpas a sus electores —entre los que segurito se encontraban la mayoría de amigos de Sumercé— y cómo estos le perdonaron que se hubiera dejado seducir por Noemí y volvieron a elegirlo como alcalde de la capital.


Mientras los amigos de Sumercé consideraban que había que darle una segunda oportunidad para volver a la Alcaldía, a Sumercé le aterraba, porque desde aquella época no entendía ni pío de lo que decía y lo que era más preocupante, le notaba una cierta debilidad-admiración-reverencia ante el Patrón. Como siempre, el cuento parecía volver a ser el de El Traje del Emperador (Aquel donde la mayoría alaba el traje que lleva el emperador, pese a que este anda biringo, hasta que un niño grita que está desnudo y…).


Mockus volvió a la alcaldía, la mayor parte de los amigos de Sumercé quedaron felices y la vida continuó. El Patrón lo alabó a más no poder, Mockus sonrió, hasta que llegó el momento, al fin, de elegir nuevo presidente. Entonces el Patrón comenzó a decir horrores de Mockus, y los buenos amigos de Sumercé a creer que si ese era el que no le gustaba al Patrón, también era el que sí les debía gustar a ellos. Olvidando que el Patrón antes dijo bellececes de Mockus.



Sumercé casi se daba contra las paredes pensando en la posibilidad de un Mockus estadista Vs un Juanma presidente, porque le parecía que así quedábamos con Patrón por punta y punta. Lo bueno de Mockus, según el parecer de los buenos amigos de Sumercé, consistía en ser lo opuesto al Patrón, y ahí sí, daba pa pensarlo…


Juanma había actuado como mano derecha del Patrón, le había seguido el paso en casi todo y, si por algo estaba opcionado para lucir la tal banda presidencial era por ser el sucesor del Patrón. Mejor dicho, por mantenernos en el mismo cuento. Nada que hacer, pensaba Sumercé viendo a las buenas personas que son sus amigos invitando a votar por Mockus , con el argumento que suele esgrimirse en todas las democracias empobrecidas: es el menos malo.


Claro, rapidito, con el cuento de “vine porque quise, nadie me pagó” del “estadista” Mockus, en directo, por todos los canales nacionales, dirigiendo, como diría la hija de Sumercé, las porras, al vaivén de sus brazos, el 90% de los amigos de Sumercé se echaron a llorar y desertaron de la causa Mockusiana.


Lo de por quién votar se convirtió, como tanto se pregona, en un asunto de conciencia muy, muy privado.

Total, como era de esperarse, ante el unánime desengaño que logró activar Mockus con su tales “porras”, sumado a la astuta campaña de JJ Rendón y a la incapacidad de ambos candidatos de exponer con claridad sus puntos de vista, se cumplió con la premisa esperada: confunde y vencerás.


Tan confundidos quedaron los colombianos, entre ellos muchos de los amigos de Sumercé, que Juanma ganó sin ningún problema. Ni a Mockus ni a Juanma se les entendió mucho lo que querían hacer en su gobierno. Al primero porque se pegaba la enredada del siglo explicando cualquier cosa, y al segundo porque habla así como frenadito, casi, casi como el del famoso “Discurso del Rey”.


Las buenas personas que son los amigos de Sumercé aceptaron los resultados. Cabizbajos se resignaron a esperar la función de La Horrible Noche – Parte III: Con Paras dirigiendo el 30% del Congreso, guerrilla dinamitando, secuestrando; jóvenes convertidos en “Falsos Positivos”; corrupción a diestra y más diestra; jóvenes con iniciativa que de un día a otro se convierten en empresarios dueños de zonas francas; compra-venta de votos para cambiar articulitos de la Constitución; gritería presidencial a toda hora; señalamientos de “terroristas narco facinerosos de la faaaaar” frente a un micrófono y, lo más triste, que los secuestrados siguieran secuestrados, los pobres más pobres, los parapolíticos recibiendo casa por cárcel o saliendo libres por vencimiento de términos y los colombianitos gritando a los cuatro vientos que son los más felices del mundo.


Pero ocurrió que no, o, bueno, casi no. Juanma, resultó ser muy distinto a su mentor. Tanto que Sumercé comenzó a entender la mayor parte de lo que dice. Tenemos la dicha de que habla poco, comparado el Patrón quien sigue trinando como Dios manda! Pero la vida sí ha cambiado alguito en la Jinca, ya hasta comienza a parecer una Hacienda manejada por su dueño. Sin embargo, las buenas personas que son los amigos de Sumercé, le han advertido que no se confíe, que en cualquier momento Juanma hace lo que se supone debe hacer (La Horrible Noche – Parte III).


Por eso Sumercé, que da por reanudada la publicación de sus artículos con este largo escrito, se compromete ante todos sus buenos amigos buenos, a no ver el traje del emperador donde ellos no lo vean. Si Juanma sale biringo, que alguno de los amigos de Sumercé pegue el grito de alerta de inmediato, por favor.


Así como ya gritaron: cuáles Bacrim? No ve que son los mismos Paras?


Jum! Y qué pensarán Juanma, El Tiempo, El Espectador, Semana y los demás políticos y medios, sobre eso que dicen los amigos de Sumercé, que Paras y Bacrim son la misma cosa?

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