lunes, noviembre 13, 2006

REINADO MATA TODO

Nuestra historia ha demostrado que pase lo que pase, aunque caigan rayos y centellas sobre la patriiia, el reinado de belleza se realizará. Qué importa si cientos de colombianitos se incineran en el Palacio de Justicia, si una monumental avalancha de lodo arrasa un pueblo entero y sepulta a miles de compatriotas, si padecemos una guerra de más de medio siglo… eso qué importa, si mañana tendremos nueva REINA NACIONAL.


Por: Sumercé


Hoy tendremos nueva Reina de la Hacienda, así que estamos de fiesta. Es que nada como contar con soberana propia, ¡caramba! Eso cambia la vida de toooodos los habitantes de la Hacienda. Porque una cosa es arrimarnos a la realeza con la reelección de un Patroncito que debe atender asuntos menores como el TLC, la depuración de las fuerzas armadas, los acuerdos de paz con lo paritas y el desacuerdito humanitario para los secuestraditos y otra muy distinta es contar con una real y auténtica SOBERANA NACIONAL.

Quienes desaprueban la pasión que desata en los peones de la Hacienda Colombia la elección de nuestra reina ignoran que ella se comprometerá a trabajar por esos niños pobres que, obvio, no existen más que en su imaginación, porque aquí hace rato —según el DANE— pobreza, lo que se llama pobreza no existe. Pero da igual, si queda por lo menos un niño pobre nuestra Reina trabajará por él y, además de buscar al niño pobre en cualquier rincón de la Hacienda, prometerá dedicarse a labores sociales, que aquí no se necesitan porque los tales problemas sociales no existen, pero el buen corazón de nuestra soberana no puede negarse a dar su palabra de que así lo hará. Y, por último, lo más importante, lo definitivo, nuestra Reina, lean bien, tendrá el deber de poner en alto el nombre de la Hacienda. Esa pendejadita: lavar la bandera y dejar reluciente el escudo de la patriecita queda en sus manos. Bueno, exactamente en las manos no, pero sí en la soberana.

Por ello la historia ha demostrado que pase lo que pase, aunque caigan rayos y centellas sobre la patriiia, el reinado de belleza se realizará. Qué importa si cientos de colombianitos se incineran en el Palacio de Justicia, si una monumental avalancha de lodo arrasa un pueblo entero y sepulta a miles de compatriotas, si padecemos una guerra de más de medio siglo… eso qué importa, si mañana tendremos nueva REINA NACIONAL.

Quienes tanto critican que en la Hacienda se realice un reinado mientras la justicia persigue a tres congresistas que, oh, sorpresa, parecen tener vínculos con los Paritas o mejor, parecen haber ayudado a crear estos grupitos de justicia privada, no entienden algo que para Sumercé resulta muy simple: reinado mata todo. Qué importa que el doctor don Vicente Castaño no aparezca por ningún lado para entregarse a la justicia (no la privada, que esa es la suya, sino a la otra); que las cifras del DANE se acomoden un poquito para favorecer la imagen del gobierno; que el Coronel Luis Mendienta* haya celebrado, en compañía de otros miles de secuestrados, su OCTAVO aniversario en cautiverio; ¡eso qué importa! Para dramas tenemos todo el años, así que ¿por qué no gozar, como Dios manda de nuestro reinado?

Para qué hablar de temas tan jartos como secuestrados, rescate a sangre y fuego, desplazados, miseria, desempleo, corrupción y guerra, si tenemos la posibilidad de gozarnos el reinado? No, qué pereza. Primero, la pachanga, el interés de los dirigentes de la Hacienda en asistir a Cartagena para posar radiantes al lado de las candidatas y salir en las foticos de las revistas y periódicos que tanto contribuyen a mantenernos al tanto de nuestra “auténtica realidad”, es decir, de los detalles de las cirugías reales, de los kilos de silicona que cada una de nuestras candidatas a soberana nacional portan orgullosas en los pechos. Porque eso sí importa. Eso sí vende y por eso sí pautan en los medios.

Pero ¿quién va a pautar por el registro de un montón de familias angustiaditas que suplican que no rescaten por la fuerza a los hombres y mujeres que por octavo u noveno año consecutivo se enteran de que la Hacienda en pleno festeja la elección de su nueva soberana? ¿Quién? Además, se pregunta Sumercé, ¿será que alguno de los desplazados, de los soldaditos lisiados en nuestra guerrita, de los miserables que a la misma hora en que es coronada nuestra SOBERANA NACIONAL huyen de sus ranchos, para salvar sus vidas, le aportan algo a la elección de nuestra Reina? Nada. Entonces, dejen de criticar el hecho de que durante todo un año hablemos de la nueva soberana, que sigamos paso a paso su preparación para participar en un Miss Universo que jamás gana, que nos rasguemos las vestiduras por la injusticia que se cometió al no escogerla como Reina Universal, y que dediquemos el resto del tiempo a elegir, reseñar, entrevistar a las futuras candidatas, hasta que por fin un día como hoy, contemos con nuestra nueva y auténtica SOBERANA.

Dejen de criticar y entiendan que aquí, como en cualquier circo que se respete, espectáculo, es decir REINADO, MATA TODO.


Noviembre 13 de 2006

(*) Oficial de más alto rango de la policía en poder de las FARC desde el 1ro. de noviembre de 1.998. Ese año fue elegida como Reina nacional Marianella Maal Pacini.

Durante el cautiverio del coronel Mendieta cada 11 de noviembre, sin falta, se han coronado en Cartagena otras seis reinas de Colombia.

Hoy, tal cual debió presentirlo el Coronel Mendieta hace 12 días, al cumplir ocho años de cautiverio, contará la octava soberana nacional elegida mientras él y todos los secuestrados del país caen en el abismo del olvido.


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